La equinoterapia es un tratamiento de ayuda en las enfermedades neuromusculares y mentales, que en los últimos tiempos ha tomado un auge importante, a tal punto que se ha extendido prácticamente por todo el mundo y con el cual se han obtenido resultados muy satisfactorios.

Sin embargo, su historia se remonta a mucho tiempo atrás, lo que muestra que el caballo siempre ha tenido una íntima relación con el hombre, habiendo colaborado en que éste evolucionara a través del tiempo en la forma que muestra en la actualidad.

Así se tiene que desde antes de Cristo ya se apreciaba a la equitación como una disciplina beneficiosa para la salud humana.

Al primero que se tiene que citar es a Hipócrates, médico griego (469-399 a. de C.), el más famoso médico de la antigüedad, considerado como el “padre de la Medicina”, quien escribió varias obras en relación con las ciencias médicas, entre ella una llamada “Las Dietas”, en la que preconizaba el empleo de la equitación para “regenerar la salud y preservar el cuerpo humano de muchas dolencias y sobre todo el tratamiento del insomnio”. Además opinó que “la equitación practicada al aire libre hace que los músculos mejoren su tono”.

Y luego siguen: Asclepíades de Prusia, médico griego (124-40 a.C.), opinaba que la equitación era beneficiosa para enfermos de gota, epilepsia, parálisis, apoplejía, letárgicos y frenéticos Claudio Galeno, médico griego (129-199), que representa la máxima expresión de la medicina greco-romana y médico del Emperador Marco Aurelio, recomendaba la práctica de la equitación para que su paciente, Marco, desempeñara sus funciones con mayor agilidad y rapidez.

Jerónimo Mercuriales. Filólogo y médico italiano (1530-1606) famoso por su obra “De Arte Gymnastica” (El Arte de la Gimnasia) publicada en 1569, entró en la historia de la equinoterapia por el solo sencillo hecho de citar en su libro una afirmación de Galeno:”La equitación no solo ejercita el cuerpo, sino también los sentidos”.

Thomas Sydenham, médico inglés (1624-1689) escribió el libro “Tratado sobre la gota” y en sus observaciones médicas sostuvo que: “…la mejor cosa que he conocido para fortificar y reanimar la sangre y la mente es montar a diario y hacer largos paseos al aire libre”. Aconsejaba la equitación como un tratamiento sumamente apropiado para la tuberculosis, cólicos biliares y flatulencias, llegando al extremo de poner a disposición de sus pacientes los caballos que tenía.

Friedrich Hoffman, químico y médico alemán (1660-1742), autor de casi cuatrocientos escritos sobre medicina humana, en su libro “Instrucciones importantes como una persona puede mantener la salud y librarse de graves dolencias con la práctica racional de ejercicios físicos”, define el paso del caballo como el andar más saludable.

Denis Diderot, filósofo y escritor francés (1713-1784), fue el encargado de la dirección de la famosa “Enciclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des metiers” (Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios) entre 1747 y 1750, en la que mencionó que la equitación estimulaba el movimiento de los músculos, por lo que tiene influencia en todo el cuerpo.

Johann Wolfgang Von Goethe, novelista, poeta, dramaturgo y científico alemán (1749-1832), que se interesó por la morfología animal, fue un asiduo jinete que cabalgó hasta los cincuenta y cinco años de vida. Sin ser médico reconoció que las oscilaciones del cuerpo del jinete acompañando los movimientos del caballo beneficiaban la salud; que la distensión de la columna vertebral provocada por la posición del cuerpo sobre la montura era una gimnasia que hacía a su buen funcionamiento y que la circulación sanguínea se veía estimulada.

Joseph Clement Tissot, médico francés (1750-1826) en su libro “Gymnastique médicinale et chirugicale” (Gimnástica médica y quirúrgica), trató en forma exhaustiva los efectos de la equitación y, además, explicó los perjuicios de la práctica excesiva de esta actividad. Sostuvo, que con respecto al montar a caballo, existen tres formas de movimientos: activa, pasiva y activa-pasiva, estudiando los andares del caballo, que lo llevó a recomendar el paso como el más eficaz desde el punto de vista terapéutico.

Giuseppe Benvenuti, médico de las termas de los Baños de Lucca, localidad italiana del valle medio del Serchio, en la provincia de Lucca (Toscana), en 1772 se interesó por el empleo de la equitación en la conservación de la salud, efectuando sus “Reflexiones acerca de los efectos del movimiento del caballo”, donde expresó que esta práctica, además de mantener el cuerpo sano y de estimular diferentes funciones orgánicas realiza una función terapéutica activa.

Charles Marie E. Chassaignac, médico francés (1805-1879) opinó que la equitación mejora el equilibrio, el movimiento de las articulaciones y el funcionamiento de los músculos de algunos pacientes, siendo particularmente beneficiosa para los parapléjicos y los que presentan trastornos neurológicos. Además, dijo que montar a caballo mejora el estado de ánimo del que lo hace.

En el año 1901 fue fundado en África del Sur, el Hospital Ortopédico de Oswentry, primer hospital del mundo en su especialidad, para prestar atención a la gran cantidad de heridos como resultado de la Guerra de los Boers. Una dama inglesa, voluntaria del mismo, para proporcionar una distracción a los pacientes, resolvió llevar sus caballos para que practicaran equitación. Esto constituye la primera actividad ecuestre relacionada con un hospital, que se tenga noticia.

En el año 1917, en el Hospital Universitario de Oxford, Inglaterra, comenzaron sus actividades ecuestres.

Después de la I Guerra Mundial el caballo empezó a ser empleado definitivamente en los tratamientos de rehabilitación en los soldados con secuelas de dicha guerra. Los países escandinavos fueron los primeros en emplear la equinoterapia, habiendo obtenidos buenos resultados con ella. Esto promovió la creación de otros centros de atención en Alemania, Francia e Inglaterra.

La Dra. Collete Picart Trintelin presentó en el año 1972 su tesis de doctorado en equinoterapia, siendo la primera en su género en el mundo, en la Universidad de París, en Val-de-Marne.

En el año 1985 se creó en Italia la Federación Internacional de Equinoterapia, con sede actual en Bélgica.

 

Autor: Dr. Faustino F. Carreras
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