La equinoterapia es especialmente recomendada para personas con autismo. El vínculo que se genera con el caballo, más los beneficios de la terapia, han demostrado avances sorprendentes y a corto plazo.

El autismo no viene con manual. Viene con unos padres que no se rinden, que ven cómo mientras otros papás llevan a sus niños a fútbol o a ballet ellos los llevan a terapia. Son mamás que se pasan horas investigando para saber qué necesitan sus hijos, son familias que luchan cada día contra la invisibilidad y por la felicidad de quienes más quieren.

Ningún niño con autismo es igual a otro. Sin embargo, la sociedad los etiqueta confundiendo términos, usando estereotipos sin comprender que debajo de cada diagnóstico hay una persona única y excepcional. Alguien con unas necesidades particulares y con una familia detrás que batalla cada día, no solo por su integración sino por su inclusión.

Quiero que sepas que yo sí te veo. Eres un papá o una mamá de un niño con TEA (trastorno de espectro autista), y te veo luchando cada día con profesores, médicos y terapeutas. Te veo llorando a escondidas y sonriendo a tu hijo. Quiero que sepas que nadie más que tú entiende qué es el amor sincero.

Un dato a tener en cuenta es que los casos de autismo están aumentando en los últimos años. Según diversos estudios de “La Sociedad Americana de Autismo“ 1 de cada 15o niños recién nacidos serán diagnosticados con TEA (trastorno de espectro autista).

El porqué de esta realidad no queda del todo clara. Por una parte está la eficacia en el propio diagnóstico y la detección más temprana, pero por otra, se halla ese gran enigma encerrado en la genética y en ese trastorno biológico del que aún no se conoce la causa con exactitud.

No obstante y sea como sea, estamos ante un hecho patente: el autismo es cada vez más común y hay más familias que necesitan nuestro reconocimiento y nuestro apoyo.

El autismo, ese gran desconocido
El autismo es un gran desconocido para la mayoría de la población. Muchos lo asocian a esas personas con capacidades extraordinarias, genios para las matemáticas o muy hábiles en la memoria visual pero con comportamientos tímidos, rígidos y estereotipados.

El niño autista tampoco es fácilmente reconocido por parte de sus padres. Si el bebé no nos busca con la mirada a los 6 meses, no pasa nada, ya lo hará a los 8 o a los 10. Si a los dos años no señala cosas, no interactúa y es tímido, no tiene importancia, porque al fin y al cabo es bastante inquieto. Si nuestro hijo con cuatro años no habla tal vez sea porque tenga algún problema de audición.

¿Cómo imaginar que todas estas conductas describen en realidad a un niño con TEA? No es algo fácil de asumir. En especial, porque los padres tienen unas expectativas muy diferentes sobre el desarrollo de sus hijos. Tener que afrontar las pruebas, la angustia y el estrés asociado a la idea de cómo van a ser sus vidas a partir de ese día es algo terriblemente delicado.

No obstante, se asume, y es entonces cuando se inicia la batalla más dura, abnegada y hermosa de unos padres por sus hijos.

 

Autor: Valeria Sabater
Abrir chat
Escanea el código
Hola, gracias por interesarte en El Granero. Envianos un mensaje así podemos resolver tus dudas.