El vínculo emocional entre humanos y caballos ha sido reconocido durante miles de años. En estos tiempos modernos, el caballo es utilizado como una herramienta terapéutica de alta eficacia para abordar diferentes discapacidades o desafíos en el desarrollo. Específicamente, los niños con autismo encuentran en la Equinoterapia un camino para estimular y fortalecer sus aspectos motores, sensoriales y emocionales gracias a los caballos.

Beneficios físicos de la Equinoterapia

Los niños con autismo a menudo tienen una disminución de la coordinación, la fuerza y el tono muscular que los hace parecer flexibles y torpes. La Equinoterapia les permite desarrollar fuerza mientras el niño ajusta constantemente su cuerpo para mantenerse en equilibrio y controlar el caballo durante los cambios de velocidad, dirección, curvas, y también mientras desarrolla diferentes actividades o juegos. Controlar las riendas para dirigir o detener al caballo ayuda al niño a desarrollar la coordinación entre los lados izquierdo y derecho del cuerpo. Los terapeutas incorporan oportunidades para coordinar los cambios de posición, como girar, mirar hacia atrás, rotar, etc. Esto ayuda al niño con autismo a secuenciar pasos motores y seguir instrucciones. Asumir y mantener posiciones como arrodillarse o pararse encima del caballo ayuda al niño a desarrollar equilibrio y control motor.

Beneficios sensoriales del montar a caballo

Los niños con autismo generalmente adoran la estimulación vestibular proporcionada por el caballo durante un paseo o trote. Los órganos sensoriales vestibulares (o de equilibrio) ubicados dentro de los oídos internos del niño se estimulan con cambios en la dirección, la velocidad y las inclinaciones. El movimiento contundente del cuerpo del niño empujado contra el caballo estimula los músculos y las articulaciones. El tacto del pelaje del caballo estimula su piel. Además, los sonidos y los olores del caballo y el ambiente equino completo son tan emocionantes que los niños que suelen rechazar la terapia en otros entornos a menudo están motivados para cooperar.

Desarrollo de habilidades cognitivas y de lenguaje

Los niños con autismo típicamente tienen dificultades para comprender las instrucciones y comunicarse. Montar a caballo ofrece numerosas oportunidades para participar en actividades que requieren seguir instrucciones, como tocar las crines o peinar la cola, dirigir las riendas en el cruce o hablarle al caballo.

El caballo proporciona un entorno natural de aprendizaje que motiva al niño en su vínculo, a escuchar y responder a los estímulos del animal o a los generados por el equinoterapeuta. Conceptos cognitivos tales como contar (mientras hace sentadillas encima del caballo), nombres de colores (de bolas arrojadas a la canasta mientras se conduce), pasos de secuencia (para tocar los ojos, los oídos, la nariz y la boca durante una canción) o imágenes identificativas (colgadas en la pared o en la arena) se pueden incorporar a un sesión de equinoterapia

Vínculo emocional entre el niño y el caballo

Los niños con discapacidades saben que el caballo los amará por quienes son a pesar de sus dificultades para hablar, moverse o por cómo se ven. Saben que el caballo no los juzga ni los ve diferentes a los demás. El cuidado de un caballo ayuda al niño a aprender sobre los sentimientos de otro ser vivo y la responsabilidad de de cuidar a otro (dándole de comer, cepillándolo, bañándolo…). Con suerte, ese vínculo ayudará al niño con autismo a desarrollar habilidades sociales y de comunicación en todas las áreas de su vida.

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