La equinoterapia ha demostrado tener un impacto positivo en las personas que padecen esclerosis múltiple, dado que mejora algunos de los principales síntomas que presenta la enfermedad. Así, se posiciona como un tipo de terapia que puede ser positiva para la calidad de vida de los pacientes. Los principales beneficios son la disminución de la fatiga, la mejora del estado de ánimo y el aumento del equilibrio.
Un estudio realizado y publicado recientemente en España arroja los resultados sobre los efectos que podría tener en quienes sufren esta patología. En principio, los especialistas seleccionaron a 12 personas con esclerosis múltiple, todas ellas recibieron sesiones de equinoterapia durante seis meses. Impulsada por la Fundación MHG y realizada por expertos de diversas instituciones, la investigación tenía como objetivo comprobar si este tipo de terapia reducía la fatiga y la espasticidad, al tiempo que impactaba positivamente en los problemas de incontinencia.
Durante las sesiones de equinoterapia, cada paciente iba acompañado por un guía de caballo, un monitor a cada lado y un terapeuta. Fue así que pudieron determinar que algunos ejercicios realizados demuestran que la forma y la temperatura del caballo en contacto con el suelo pélvico activa el movimiento de toda la zona. Asimismo, el movimiento y la citada temperatura sobre las piernas contribuyen a relajar la parte inferior del cuerpo.
El programa de equinoterapia ha contado también con distintas escalas, con la finalidad de evaluar una serie de factores centrales en la evolución de esta enfermedad. La calidad de vida, los niveles de fatiga, la espasticidad, el grado de estreñimiento y el estado del suelo pélvico eran los elementos centrales que los especialistas buscaban analizar.
Los resultados obtenidos muestran importantes progresos en los principales síntomas que se manifiestan como consecuencia de la presencia de esta enfermedad. Por un lado, cabe destacar que el ejercicio al aire libre y el contacto con animales mejoran los niveles de depresión y de ansiedad. Por otro, la actividad física potencia el aumento de la velocidad en la marcha y favorece la recuperación del equilibrio y la regulación del tono muscular.
En conclusión, se puede afirmar que el estudio refuerza investigaciones anteriores que proponen a la equinoterapia como una terapia adecuada para pacientes con esclerosis múltiple. No obstante, los especialistas señalan que todavía se necesita estudiar el tema con mayor profundidad, con investigaciones realizadas en más participantes y grupos de control, características de las que carece este análisis.
¿Qué es la esclerosis múltiple?
La esclerosis múltiple es una enfermedad del cerebro y la médula espinal, ambos órganos que componen el sistema nervioso central.
El problema se presenta porque el sistema inmunitario ataca la vaina protectora -mielina- que recubre las fibras nerviosas, lo cual causa problemas de comunicación entre el cerebro y el resto del cuerpo. Con el tiempo, es probable que los nervios mismos se deterioren o se dañen permanentemente.
La esclerosis múltiple es una patología que no tiene cura, al menos hasta este momento. No obstante, algunos tratamientos ayudan a acelerar la recuperación de los ataques, cambiar el curso de la enfermedad y controlar los síntomas, tal como se mencionó anteriormente respecto de la equinoterapia.
Los signos y síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy distintos de una persona a otra y durante el transcurso de la enfermedad, según la ubicación de las fibras nerviosas afectadas. Algunos de los más comunes son el entumecimiento o debilidad en una o más extremidades, la pérdida de visión parcial o completa, la visión doble prolongada, el hormigueo o dolor en distintas partes del cuerpo. Asimismo, es frecuente que los pacientes refieran sensaciones de choques eléctricos que se producen con ciertos movimientos del cuello, temblores, falta de coordinación o marcha inestable, y que manifiesten balbuceo, fatiga, mareos y problemas con el funcionamiento de los intestinos y de la vejiga.
Al igual que sucede con otras patologías autoinmunes, se desconoce la causa que hace que las propias células del cuerpo ataquen la mielina. Sin embargo, los expertos estiman que es posible que se deba a una combinación de factores genéticos y ambientales.